Pinguino emperador


El pingüino emperador es el más alto de todo los pingüinos. Estos utilizan las adaptaciones psicológicas y la cooperación para poder vivir en un entorno tan duro, en el que pueden llegar a soplar vientos de hasta -60 ºC. Se agrupan entre ellos para evitar el viento y mantener una temperatura agradable. Los individuos van cogiendo turnos, en los que una vez ya se han calentado en el interior del grupo, se mueven a la zona exterior con la finalidad de proteger al grupo, y dejar que otros miembros que antes estaban en el exterior, disfruten ahora del calor del grupo.
Los pingüinos emperador pasan la mayoría del tiempo del largo invierno en hielo abierto. Las hembras depositan un huevo, y pronto lo dejan para empezar a cazar. Dependiendo de la extensión de hielo en la que se encuentren, las hembras tienen que viajar unos 80 kilómetros para encontrar el océano abierto, donde podrán alimentarse de peces, gambas y calamares. En el agua, los pingüinos son capaces de meterse bajo el agua más de 500 metros y de aguantar más de 20 min. sumergidos.
Los machos cuidan los recién puestos huevos, pero no se sientan sobre ellos, sino que los balancean y los envuelven como si un saco de plumas se tratase. Durante dos meses los pingüinos macho no comen nada y están a merced del tiempo. Una vez llegan las hembras, regurgitan la comida que le dan a sus crías, mientras el macho se dirige al océano para coger comida para él. Las hembras protegen sus crías con su cuerpo, ya que si no lo hiciesen, morirían de pocos minutos. En diciembre, el verano antártico empieza a romper el hielo, el agua aparece, y los jóvenes pingüinos están preparados para nadar y cazar en por su propia cuenta

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